martes, 30 de marzo de 2010

Ningun Dios.-


Cuando te inquietan las luces y las voces.
Cuando la salida mas cercana vuelve a ser la entrada.
Cuando llorar no alcanza.
Cuando repetir la penitencia es lo que hay que conseguir.
Siempre hay una mano que nos libra de las poses.
Un golpe a lo oscuro que nos demuestra que la soberbia no entiende nada.
Llega la luz desde la ventana que nos levanta a la mañana.
Y una vida nueva que nos quiere hacer reír.

Luna sin miel 1.-







El tipo lloro para olvidar el nombre que lo traiciono por unas cuantas lunas de miel sin anillo ni marido ni muerte que separe.
Hasta su suerte se dio vuelta para no verlo pasar tal vergüenza.
Ahora el tipo hace un rato llora al lado mió.
El tiempo se le va mientras llora, pensaba yo.
Soberbio, ajeno, ignorante (va como todos los días) lo miraba fumando yo.
Jugué, me acuerdo, contra mi mismo: ¿Cuánto demorara en irse? O en regresar, en realidad.
Porque lloraba por eso: por no poder y querer. No poder volver. No poder querer ceder.
Me contó qué un día le agradeció a la vida que ella se hubiese olvidado los dos discos que ella amaba, que hablaban de ellos.
Ni se olvido, ni hablaban de ellos.
Se los dejo clavados en el alma para siempre. Y lo que hacían era contarle como ella se iba a olvidar de el sin rencor, sin querer, sin culpa.
Y recién ahí la dio por perdida.
Así llego hasta el bar donde todo era alegría.
Me miro. Se seco las lágrimas.
Suspiró, como quien asume su derrota.
No hizo falta que me dijera nada.
Salí corriendo hasta casa a buscar tus discos.

Luna sin miel 2.-




Cuando termine de oír tus discos volví, al bar.
Me senté al lado del tipo.
Ahora el que lloraba era yo.
Me miro, ya sin lagrimas ni suspiros.
Tomo aire y me dijo:
Cuando me acostaba con mi mujer, soñaba con el amor.
Soñaba con que el amor estaba por llegar a buscarme.
Y así disfrutaba el día a día.
Veía su cara, perfecta, dulce, clara.
Oía su voz, su pelo moverse, sus pestañas caerse.
Sentía un dulce toque de algodón, del más blando del mas dulce, y era su piel.
Olía su perfume en las más simple de las cosas.
Aproveche amigo, que la suerte no es simétrica.
No te da tanto como te saca.
Si no aprendes a la primera, no vas a aprender a la segunda.
No puedo verme volviendo a empezar.
Hoy almuerzo, meriendo y ceno orgullo.
El amor no tiene la cara que vos queres ver, el amor no es tan imperfecto como vos crees, el amor ni es simple ni es suave.
Cuando despertaba y veia a mi mujer, me repetia para mi: ya llegara.

SUEÑOS.-


La huida desde tu cuarto hasta mi casa, la hago cada noche en mis sueños.
Nos escapamos de la mirada de tu marido y de mi soledad carcelera.
Nos encontramos bajo las mismas sabanas desde hace casi dos meses y nunca nos hemos saludado.
De a poco creo que empiezo a verte en las calles, y el miedo de no poder reconocerte me ha inundado.
Porque dos meses son solo eso: varios dias que van en fila sin poder volver.
Pero la distancia se mide en otra escala.

POR ESO.-


Estos dedos que sueñan con tu cuerpo desnudo.
Los reproches que faltan a la hora de cenar
Tu Pelo secándose al sol lejos de aca.
Los orgasmos simples pero difíciles de olvidar
Los te quiero que nos negamos a dar
Las horas tiradas en nada
Las fotos que nos faltaron en el álbum
Esas cachetadas que nos hacen crecer
Aquellos miedos que no queríamos ver llegar
Esa sinceridad que nos hizo tanto mal
Tantas cosas diarias, rutinarias… nuestras
Gritos, gemidos, olores, dolores, apretones, empujones, en fin ese idioma que hablábamos en la cama
Son los que hoy escriben estas líneas sueltas que vos sabrás perdonar si no están a la altura de las circunstancias.-