
Cuando te inquietan las luces y las voces.
Cuando la salida mas cercana vuelve a ser la entrada.
Cuando llorar no alcanza.
Cuando repetir la penitencia es lo que hay que conseguir.
Siempre hay una mano que nos libra de las poses.
Un golpe a lo oscuro que nos demuestra que la soberbia no entiende nada.
Llega la luz desde la ventana que nos levanta a la mañana.
Y una vida nueva que nos quiere hacer reír.
Cuando la salida mas cercana vuelve a ser la entrada.
Cuando llorar no alcanza.
Cuando repetir la penitencia es lo que hay que conseguir.
Siempre hay una mano que nos libra de las poses.
Un golpe a lo oscuro que nos demuestra que la soberbia no entiende nada.
Llega la luz desde la ventana que nos levanta a la mañana.
Y una vida nueva que nos quiere hacer reír.