
El timbre suena y me acerca la realidad.
La puerta es la frontera.
Abrir es un desafió, pero la mirilla se presta como una ventana al futuro, y ahí… nos ataca la indefinición: cruzare la realidad de mi mundo o no abro y dejo al otro mundo parado a la puerta?
El que toca timbre, sin el saberlo, para mi es futuro y destino, todo junto.
Espero no arrepentirme de dejarlo tocando.
Me vuelvo a la cama.-